Te sentís bien. Comenzás a caminar por la playa, comienza poco a poco a oscurecer. Vas abrigado con un swetter de lana blanco, estirás las mangas y las tomás con tus manos para no sentir el frío…
Seguís caminando, aún no querés irte, te gusta contemplar ese atardecer. Perdés la noción del tiempo. Vas tranquilo oyendo el sonido del mar…
Una brisa fría comienza a levantarse y el cielo comienza a nublarse…Ibas tan perdido en tus pensamientos que no notaste que se avecinaba una tormenta en la dirección contraria al mar. Escuchás un estruendo, te asustás… El viento es cada vez más fuerte y las olas comienzan a agitarse violentamente.
En ese momento empezás a correr de vuelta por la orilla del mar, vas rápido, tenés miedo… Está oscuro y tropezás con una piedra que no pudiste divisar… Tu pie está lastimado. Estás solo en medio de una tormenta, con el mar agitándose furiosamente en frente tuyo, mirás hacia todas direcciones, los truenos te asustan y tapás fuertemente tus oídos con tus manos y tu swetter un poco manchado por la herida. Ves las olas romper fuertemente contra la costa…
Todo estaba tan calmo… Era la tarde perfecta… De un momento para otro te encontrabas agonizando en el suelo, perdido y asustado… De la misma manera se comportan los sentimientos… Así como esta historia, un día nos sentimos bien y en calma… De repente y aunque no queramos toda esa calma puede desvanecerse y comenzamos a sentir inquietud, miedo… Tal vez porque somos dependientes de lo que ocurre a nuestro alrededor, porque somos vulnerables, y podemos reaccionar según lo que percibimos…
En ocasiones tenemos miedo a perder algo o a alguien, y sin embargo sabemos que no podemos hacer nada, porque las decisiones que toma cada uno son propias… Cuando tememos que alguien se aleje de nosotros es imposible que no nos entre inquietud… Sentimos por dentro que las olas nos azotan constantemente, tenemos miedo de que un día para otro, una de ellas nos arrebate eso que tanto queremos y terminemos sin fuerzas, cubiertos por el agua, ahogados y en el medio de la nada…
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